Estamos en 1967, y la Guerra Fría está caliente, caliente, con la carrera espacial como punta de lanza. La CIA cree que un espía ruso se ha infiltrado en la NASA para sabotear el programa Apollo, y tienen la “brillante” idea de mandar a unos agentes del departamento de audiovisual para que se hagan pasar por documentalistas y desenmascaren al topo. Lo que descubrirán, sin embargo, será algo mucho peor.