La vida no es muy fácil para Mitch Weaver (MacDonald): ha perdido su trabajo número 14 en sólo tres semanas, su novia lo dejó plantado y el padre de su mejor amigo (Jack Warden) necesita un nuevo corazón. El único modo de hacer el transplante es llegar a un acuerdo con un inescrupuloso cirujano (Chevy Chase) con un problema de apuestas. En otras palabras: o encuentra 50.000 dólares o el viejo muere. Sin trabajo, con lo único que Mitch y su amigo cuentan es su natural talento para la venganza. De este modo, ejecutar venganzas a cambio de una remuneración económica es su brillante idea para enriquecerse. Si está planeando colocar prostitutas muertas en un auto o apestar una casa con pescado podrido, estos especialistas vengadores ofrecen sus servicios. Pero cuando un millonario rehúsa pagarles, tras un trabajo bien hecho, ellos le harán darse cuenta exactamente con quien se ha metido. Después de todo éste es su trabajo.