Angélica es dependienta en una tienda de discos y sueña con triunfar interpretando algunos de los grandes éxitos que tiene oportunidad de conocer de primera mano gracias a su trabajo. Allí también conoce a Javier, un publicista que prepara estadísticas y estudios de mercado para la fábrica de quesos Bertolozzi. Javier tiene un amigo tan soñador como él, Armando, un compositor que simpatiza con Angélica y sus gustos musicales. Los tres, con la ayuda de Ramón, el no menos soñador padre de Angélica, idean la forma de hacer subir la audiencia de un canal televisivo y de que triunfe una cantante que usa el evocador nombre de Perla Blanca, en homenaje a la gran estrella del cine mudo. Angélica no tarda en descubrir que ella no es la auténtica Perla Blanca poniendo en peligro el éxito del programa y la carrera profesional y artística de sus amigos.