Madrid, 1934. Federico García Lorca estrena su obra "Yerma". Entre el público está un niño, Ricardo, gran admirador del poeta. Esa noche, Lorca queda grabado de por vida en su memoria. Años después, Ricardo, obsesionado por el misterio que encierra la muerte de Lorca, regresa a Granada para conseguir las pistas que le conducirán a descubrir la espantosa verdad.