Es Nochebuena, y el teatro de los Teleñecos está a punto de ser derribado. Como las cosas van de mal a peor, Gustavo empieza a pensar que el mundo sería un lugar mucho mejor si él no hubiese nacido. Pero con la ayuda divina y unas divertidas parodias de prácticamente todas las películas navideñas realizadas, Gustavo y los Teleñecos descubren que lo más importante es el cariño que se tienen.