Las comedias románticas transcurren según un patrón a prueba de bombas: chico conoce a chica, las cosas van viento en popa, luego se complican un poco, pero todo acaba bien, son felices y comen perdices. Pero, ¿qué pa-sa cuando el chico y la chica llegan agotados a casa después de un duro día de trabajo? ¿Cuando la rutina empieza a sacarles de quicio? ¿Cuando esas pequeñas cosas que les hacían tanta gracia se vuelven insoportables? Así empieza