Se trata de una comedia de humor negro sobre la apacible vida en un pequeño pueblo galés donde rivalizan dos funerarias muy especiales. Boris Plotz (Alfred Molina), director de la Funeraria Plotz, soñaba hace veinte años -cuando era un chico tímido y retraído- con dos cosas que aún no ha olvidado... el baile y Betty (Brenda Blethyn). Betty amaba en secreto a Boris, pero no fue capaz de contradecir los deseos de sus padres, así que finalmente se casó con el cazafortunas Hugh Rhys Jones (Robert Pugh). Boris renunció a sus sueños y se hizo cargo del negocio familiar de pompas fúnebres. Desde entonces las vidas de ambos han permanecido inalteradas en una tediosa rutina, hasta que la suegra de Betty muere. Boris y Betty se reúnen de nuevo para organizar el funeral de la anciana y a medida que hablan de los preparativos la chispa que surgió en su juventud vuelve a encenderse.
La ceremonia tendrá lugar en la Funeraria Plotz, para disgusto del director de la funeraria rival, Frank Featherbed (Christopher Walken). Featherbed, un excéntrico americano, está decidido a revolucionar el negocio de las pompas fúnebres en Inglaterra con la novedad de los funerales