Tras varios años de ministerio, Dean Hess se da cuenta de que ha fracasado como predicador. El problema que le atormenta se debe a que, tras la guerra, en la que fue aviador en un bombardero, padece graves remordimientos de conciencia.
Uno de los filmes menos logrados de Sirk que, pese a todo, no está nada mal (Fernando Morales: Diario El País)