Portador de un novedoso argumento para los que ya estamos hartos de ver el típico thriller de asesinos seriales o de policías que persiguen a narcotraficantes, Bajo Anestesia, la ópera prima de Joby Harold, plantea una inquietante historia hospitalaria, a través del personaje principal, Clay Beresford, encarnado por Hayden Chrystensen, un joven que lo tiene todo, una linda novia (Jessica Alba, quien vuelve a descollar su belleza en la pantalla grande, pero nos debe la actuación), una buena familia, dinero, pero sin embargo le falta algo que todavía no se puede comprar con el: la salud.
Clay padece un importante problema cardíaco, únicamente solucionable a través de un trasplante de corazón y la donación un buen día llega, en tanto, Clay decide que su mejor amigo y en que tiene depositada su máxima confianza, el doctor Jack Harper (Terrence Howard) se haga cargo de la misma, aunque pesen sobre el varias denuncias por negligencia médica.
Pero una vez en el quirófano todo cambiará, Clay comienza a padecer un extraño fenómeno que en la medicina se conoce con el nombre de percepción operatoria y que, según da cuenta la película, lo padece uno de cada setecientos pacientes que se operan. Básicamente consiste en permanecer consciente, con los sentidos del tacto y el oído en pleno funcionamiento, pero sin moverse o hablar como consecuencia de la anestesia.