De la saga de películas de Sandro, ésta sin duda es la más desopilante. La trama se sitúa en el Ducado de Stultus, más precisamente en el Valle de Prímula, lugar que un buen día es visitado por una caravana al mando del viejo jefe Servant. Entre ellos viene Toxzo, un príncipe zíngaro cuyo séquito se dedica a la cría de caballos de raza. El joven gitano pronto caerá rendido ante los encantos de Sovira, hija del duque, lo que obviamente traerá consigo toda clase de aventuras, intrigas y malentendidos. Pero poco podrán hacer las fuerzas del poder ante el destino del verdadero amor.
Embrujo de amor ofrece la inigualable oportunidad de ver a Sandro y compañía con extraños ropajes medievales jugando a los caballeros y princesas. Eso, y las canciones que de seguro enamoraron a muchas en su época. Completamente disfrutable dentro de su ingenuidad.