En una remota zona boscosa de Corea, conocida por su abundancia en alimentos orgánicos de inmejorable calidad, un grupo de naturistas se deleita con la recogida y los bonitos paisajes. Pero no contaban con que ese bosque es propiedad de un jabalí al que también le gusta recoger comida, en este caso recoger órganos humanos y darse un festín con ellos. Tras la masacre, un grupo de aldeanos y cazadores del pueblo Sameri, incluidos el abuelo de una de las víctimas y el nuevo policía, montarán una expedición de caza en busca del susodicho, con el esperable lote de desmembramientos, sangre a borbotones y, según he podido leer, un cierto toque de sentido del humor bastante macabro.