Ha pasado el tiempo y, tras la muerte en el pasado de su mujer, Pietro, una alto ejecutivo de una empresa audivisual, siente una extraña mezcla de caos y calma al mismo tiempo. Pero no ha encontrado la paz interior desde que Lara murió, de forma inesperada, un día de verano en la que él no estaba en casa. Pietro lleva a su hija Claudia al colegio y, durante días, se queda en el coche sentado, esperando, observando a la gente.