Son los años en que Israel es gobernada por el Rey Saul, cuya proverbial bondad en sus primeros años de reinado ha sido reemplazada por la dureza e incomprensión, marcado ya su carácter por la locura. Los filisteos se unen para arrebatar a los israelies el Arca de la alianza. El Rey de Israel acude al profeta Samuel, quien se asegura que su sucesor será un joven pastor llamado David.