Drama religioso de gran éxito en plena época franquista (FILMAFFINITY)
Un día le dejaron, cuando aún no habia llegado al mes, a la puerta de un convento de frailes franciscanos y estos le bautizaron con el nombre de Marcelino. No tenia apellidos; más tarde se supone que sus padres habian muerto y los frailes intentaron buscarle una familia, pero nadie quiso acogerle. En un desván del convento habia una imagen del Crucificado, de la que Marcelino se hizo amigo, hablaba con él; le subia de la pobre cocina lo que podia: pan y vino. El niño tuvo ya sus apellidos: Marcelino Pan y Vino.