En 1989, se estrenó El síndrome asténico, la única película prohibida por la Perestroika y, para muchos, la que mejor captó el espíritu de la época. Relata en primer lugar, el duelo de una mujer que ha perdido a su marido. Asistimos a la exteriorización de su congoja, para que, de repente, todo cambie. Cambia la emulsión de la película, y cambia el protagonista, que pasa a ser un hombre que padece narcolepsia (el síndrome asténico del título) y que tejerá la historia a través de la gente que conoce en el instituto en el que trabaja (administrativos, profesores y alumnos), el hilo conductor de una narración que es más colectiva que meramente individual.