Joseph Mengele era médico pero su ideología nazi lo llevó a cometer los peores crímenes contra la humanidad. Durante su servicio al führer, fue el encargado de seleccionar personalmente el destino de los prisioneros: la cámara de gas, el campo de concentración o su mesa de experimentos. Su obsesión, dirían los sobrevivientes que lo acusaron, era encontrar el secreto que permitiera reproducir genéticamente la raza aria lo más rápidamente posible, mientras se exterminaba cualquier rastro de lo que él consideraba razas imperfectas.