Cantinflas, un humilde vendedor de periódicos, es confundido con el soldado desertor Juan Pérez y acaba alistado contra su voluntad y con un nombre falso, en el ejército, precisamente en un momento en el que su país se encuentra en guerra. Aunque el pobre vencedor trata de de mostrar por todos los medios que no es quién dicen que es, nadie le hace caso y termina en el frente, donde muere en combate. Su alma llega al cielo, donde San Pedro le dice que espere afuera mientras tramita su entrada. Deambulando, Cantinflas decide darse una vuelta por el infierno, donde tendrá una interesante conversación con el mismo diablo, un Satanás devaluado que se queja de que ya nadie le teme: ambos conversarán amistosamente acerca del pasado, el presente y el futuro del mundo, que se debate en una guerra por la libertad y la democracia.