Contratado como profesor en una escuela para sordomudos, James Leeds es advertido casi inmediatamente por el administrador, el señor Franklin, para que siga los métodos de enseñanza que la escuela mantiene desde siempre. Pero, con un curriculum plagado de los más variopintos empleos, James, tiene sus propias ideas sobre la enseñanza y, por supuesto, no está dispuesto a adaptarse a desfasadas prácticas de aprendizaje. Intenta que sus alumnos, ya de por sí aislados por sus limitaciones físicas, le vean como un profesor cercano y la escuela se revoluciona cuando empieza a emplear en la clase música rock para que los chicos aprendan a vocalizar con las vibraciones.
El reto se le presenta a James cuando conoce a Sarah, una ex alumna de fuerte temperamento que no ha querido progresar para integrarse en el mundo de los sonidos y que se dedica a labores de limpieza del centro y a nadar en la piscina cuando no hay nadie. James comienza a darle clases también a ella. Primero se da cuenta de su gran sarcasmo, una ironía mordaz, infrecuente en este tipo de personas. Profundizando, Sarah saca a relucir sus traumas, sus frustraciones, su difícil infancia y adolescencia. Finalmente, James descubre en Sarah a la persona más enigmática, misteriosa y bella que haya conocido. Y Sarah ve en James al único hombre que ha estado lo suficientemente cerca de ella como para enamorarse.

Crítica

Puntuación
del crítico: 10
Esta película me encanta, tiene algunas de las escenas de amor más bellas que he visto en el cine.
La actriz sordomuda Marlee Matlin fue encumbrada por su maravillosa interpretación y la hizo ganar el oscar en 1987. Realmente encantadora, guapa e inolvidable en su personaje de Sarah.
Pero si hay algo más grande que ella en la película, ése es sin duda William Hurt en la que, en mi opinión, es una de las mejores interpretaciones de la década. Si no le dieron el oscar fue seguramente porque ya había ganado uno el año anterior por