El estudio de desarrollo Infinity Ward lanzaba a finales de 2003 Call of Duty para PC, un juego de acción en primera persona ambientado en la Segunda Guerra Mundial que fue capaz de hacer sombra al hasta entonces inmejorable Medal of Honor: Allied Assault. Su sistema de juego, muy parecido al visto en el título de Electronic Arts, nos obligaba a colaborar con el resto de soldados de nuestro ejército para salir con vida de los distintos enfrentamientos en los que nos veríamos involucrados. También, la posibilidad de controlar a tres protagonistas distintos, cada uno perteneciente a un bando diferente –Estados Unidos, Reino Unido y Unión Soviética-, dotaba al título de una variedad muy pocas veces vista en este tipo de juegos.