Es un semidios hecho hombre. Su belleza, su elegancia y su fantasía hacen de él un afortunado en amores. Las mujeres se lo disputan, pero Gérard sabe escogerlas. Su elección es simple, la mujer tiene que ser hermosa y con dinero. Gérard tiene el oficio más viejo del mundo. Trabaja a domicilio o en su apartamento, pero siempre con cita telefónica previa. Las mujeres se pasan su número telefónico de unas a otras. Los maridos y los amantes no están a la altura de su trabajo en la cama.